Doble guante para una protección completa
Para los cirujanos y otro personal de quirófano, como enfermeras instrumentistas, la seguridad de sus pacientes y de ellos mismos es fundamental.
«Desde siempre utilizo doble guante. Nunca me ha supuesto un problema trabajar así».
David Revez, neurocirujano
Al cuestionar el uso del doble guante como práctica de seguridad, independientemente del tipo de intervención del que se trate, surgen opiniones encontradas. Mientras que todos los cirujanos exclamarían «¡Mis manos lo son todo para mí!», «Mis manos son una continuación de mis años de formación» o «Después de mi cerebro, mis manos son la parte más importante de mi cuerpo. «Sin ellas, no podría hacer nada», algunos cirujanos siguen oponiéndose a utilizar doble guante, mientras que otros se niegan a trabajar sin ellos.
Cualquier contacto con la sangre implica un riesgo en forma de enfermedad de transmisión sanguínea, como hepatitis y VIH, razón por la que se aprobó universalmente el uso de guantes quirúrgicos desde el principio. Sin embargo, teniendo en cuenta que a menudo se perforan los guantes (hasta en un 45 % de los casos en algunos tipos de intervenciones)
Protegemos la inversión humana
¿Por qué importa esta capa de seguridad adicional y de dónde proviene su resistencia? El uso del doble guante, además de la tranquilidad y la protección demostrada de la salud del personal y de los pacientes que ofrecen, también constituye una medida de protección en otros sentidos. Por ejemplo, en un hospital, la práctica y política del uso del doble guante es un modo de proteger también sus inversiones. ¿Cómo?
Principalmente, las manos de un cirujano y su formación representan su sustento y, por consiguiente, la «fuente de vida» del hospital. La formación y el trabajo que haya realizado en el hospital son importantes. Lo mismo puede aplicarse al personal quirúrgico completo. Desde una perspectiva de economía de la salud, el uso del doble guante protege al personal del hospital y al hospital en sí al reducir los riesgos.
Los profesionales sanitarios que han sufrido lesiones por instrumentos cortantes o pinchazos de agujas han explicado el estado de ansiedad, insomnio y preocupación por el que atraviesan cuando tienen que esperar hasta días después de su exposición a los resultados para conocer su estado. Trabajan con sus manos y dependen de contar con la mejor protección posible. Este tipo de lesiones puede desencadenar un tiempo de trabajo perdido, un trauma emocional en potencia para los pacientes y el personal e incluso acciones legales y consecuencias económicas.
Una prueba de posexposición y un tratamiento preventivo pueden ser caros. De acuerdo con cuatro centros sanitarios estadounidenses, el coste medio por gestionar la exposición a un paciente con hepatitis C es de 650 USD y la exposición a un paciente contagiado de VIH es de 2456 USD
Otra preocupación es, por supuesto, el riesgo y tratamiento de infecciones en el campo quirúrgico, que pueden duplicar la duración de la estancia de un paciente (de media, unos 16,8 días más) y que supone otra semana (7,4 días) de tratamiento con antibióticos
El uso del doble guante constituye una forma simple y eficaz de reducir los costes de exposición profesional a heridas percutáneas.
Mentalizarse para protegerse: el tacto es el último paso
Cita de Julie Karlsson, enfermera: A los profesionales clínicos que no usa doble guante les diría «¡Hacedlo!». Es una forma sencilla de protegerse a uno mismo y a los demás. La evidencia ya demuestra los riesgos y costes. La última pieza del rompecabezas es luchar contra la oposición a usar doble guante y proporcionar alicientes para que se utilicen. Cada vez más cirujanos y su personal necesitan protegerse contra los peligros y riesgos, empezando por reflexionar y mentalizarse adoptando un enfoque cada vez más atento, basado en evidencia y centrado en la seguridad.
Los profesionales sanitarios señalan que necesitan y quieren una protección adicional, y esta demanda figura como una prioridad en legislaciones y recomendaciones. «The Sharps Agenda» (Agenda de instrumentos cortantes) de los EE. UU. y la Directiva de la UE relativa a instrumentos cortantes y punzantes en Europa (enlace externo, se abre en una nueva ventana) recomiendan utilizar el doble guante como medida de protección frente a lesiones causadas por instrumentos cortantes y sus consecuencias reales. Autoridades como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)
El último argumento en contra, y a menudo el último paso, del uso del doble guante se basa en la sensibilidad al tacto. En comparación con las ganancias en términos de seguridad, la pérdida de sensibilidad al tacto derivada del uso del doble guante queda en un segundo plano. El rendimiento no se ve comprometido por el uso del doble guante. Los estudios han demostrado que, tras una fase inicial de adaptación al doble guante (la mayoría de cirujanos se acostumbran por completo en dos días
El siguiente paso para conseguir una protección completa consiste en incorporar el uso del doble guante con un sistema indicador de perforaciones. El doble guante con un sistema indicador de perforaciones de colores (con un indicador evidente, claro y rápido para una detección temprana y que permita una respuesta rápida para reducir los riesgos)
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'Referencias'